Con un profundo arraigo y respeto a sus raíces y siguiendo los pasos de sus abuelos, los atacameños continúan manteniendo vivas sus ceremonias y tradiciones. El valor central de todo rito en el mundo andino es estar en “reciprocidad” con la naturaleza y los seres espirituales que la acompañan, así como con los antepasados o figuras religiosas. La vida, los bienes, animales y el amplio reino de las cosas personales, posee un poder místico, un regalo conferido por la madre tierra, la Pachamama y el mundo espiritual. En los diversos rituales esto está presente, ya sea convocando este valor u otorgando una ofrenda. En esta, se devuelve a la naturaleza algo propio (alimentos, vinos, productos agrícolas, dulces, etc.) en forma de regalos, que de manera simbólica dan respuesta a tantas bendiciones entregadas por las divinidades en el día a día, convirtiéndose en un necesario intercambio de energía entre los humanos, la naturaleza y el universo. La reciprocidad es fundamental ya que restaura el equilibrio con toda la naturaleza, en el ciclo del dar y el recibir. Así también, los miembros de una comunidad ayudan a otros cuando se necesita apoyo para actividades como la construcción y la siembra. Los participantes son provistos de comida y bebida por la parte anfitriona. La parte que recibió la ayuda devuelve el favor al aportar trabajo a aquellos que los ayudaron u otras personas que necesitan, completando la reciprocidad. Con este concepto claro podemos comprender las costumbres y tradiciones ancestrales existentes en San Pedro de Atacama y el pueblo atacameño.
Convidos o pagos
Para los Atacameños, el mes de agosto marca el comienzo de un nuevo ciclo primaveral en la naturaleza, la agricultura y la ganadería. Durante este tiempo, los animales del ganado nacen y la naturaleza comienza a florecer, marcando el inicio de un nuevo ciclo. Los agricultores comienzan sus siembras y para los atacameños agosto es un mes de importantes ceremonias de Pago a la Tierra. El 1 de agosto, el día de la Pachamama en el mundo andino, es la fecha más común en la que se realiza la ceremonia del pago, ya que se considera que la Pachamama está abierta a recibir los agradecimientos de sus hijos, está sedienta y según la tradición, es necesario nutrirla y ofrecerle los mejores alimentos para darle fuerzas.
Antes del amanecer se realiza la quema de huertos con el objetivo de abrigar a la tierra del hielo y esté mejor preparada para recibir las ofrendas. Luego, en la madrugada se prenden fogatas y se ofrecen rezos de agradecimiento a la madre tierra con hojas de coca, alcohol, maíz, entre otros. Algunas ceremonias son lideradas por un Yatiri, sabios de la comunidad altamente respetados y cuyo rol se puede transmitir a generaciones futuras. En este caso se llaman pagos a la tierra. Otras veces, las ceremonias son llevadas a cabo por aquellos con experiencia adquirida, líderes en las familias o comunidades. Ahí el rito es llamado convido. Esta ceremonia se produce desde una profunda conexión con la tierra, el agua, los animales y otros elementos fundamentales de la vida en la región andina. A través de estas prácticas, la comunidad atacameña busca mantener su vínculo con la tierra y sus elementos, agradeciendo la abundancia que se brinda y permitiendo que la reciprocidad se restaure. Durante otras épocas del año, también se puede realizar, de acuerdo con los acontecimientos y necesidades de cada familia o comunidad.

Floreamiento de ganado
En la cultura Lickanantay y en otros pueblos indígenas que habitan los sectores altoandinos de América del Sur se practica el «Floreamiento de Ganado», una tradición que agradece a los animales por su contribución a la vida cotidiana andina: Gracias al ganado obtienen mucha abundancia en sus vidas la cual es necesario agradecer pues así se mantiene la reciprocidad y todo fluye positivamente. Se agradece por su lana, su carne, sus huesos, su cuero, todo lo utilizado del animal, así como su apoyo como animal de carga. También, en esta antigua ceremonia se marca el ganado para distinguirlos de otros, perforando sus orejas y colgando de estos pompones de diferentes colores (hecho por las mujeres). Al derramar sangre, el animal también hace su pago a la madre tierra por su vida. Asimismo, se pide por la salud de estos y su fertilidad. Los animales son los invitados principales adornándolos con lanas de colores, pecheras y pompones. En San Pedro de Atacama, desde el 30 de diciembre y durante todo el mes de enero se florean a las llamas y el 24 de junio se florean los cabritos y las ovejas, coincidiendo con el Año Nuevo indígena, donde se celebra con música, cantos y bailes. Durante la ceremonia se agradece a los cerros (apus), a los campos, a las aguadas, vertientes y vegas, a los antepasados, por la presencia de estos seres animales, quienes forman parte de la historia de las comunidades. El floreamiento de ganado es un ritual para renovar el compromiso con sus costumbres y la naturaleza donde las mujeres comienzan antes, preparando las lanas, hilándola, tiñéndose de diferentes colores y formando los decorados.
Culto a los antepasados o gentiles
El concepto de «gentiles» tiene profundas raíces cristianas y se relaciona con el proceso de evangelización de regiones indígenas. Originalmente, se refería a las poblaciones que vivieron antes del advenimiento de Cristo y que, por lo tanto, no tuvieron la oportunidad de ser bautizados. En el contexto de los Andes y del mundo atacameño, este término también adquiere una dimensión temporal, refiriéndose a las personas que habitaban sociedades anteriores a la llegada de los españoles. Espíritus antiguos que enraízan toda la sabiduría ancestral de su patrimonio cultural y que ocupan un lugar sagrado en toda ceremonia o ritual. Pedir, agradecer, convocar y venerar a las almas antiguas, a los antepasados de estas tierras desérticas que guardaron sus restos y testimoniaron la sabiduría de sus vidas, forma parte esencial y fundamental de la religiosidad y espiritualidad atacameña. El culto a los antepasados puede estar inserto en otras festividades o ceremonias atacameñas como también, en la vida íntima de las familias y las comunidades. En algunos casos solo se les invoca o convoca para el acto y en otros, se les ofrenda alimentos, semillas, la sagrada hoja de coca, cereales y granos, etc. Todos elementos que simbolizan abundancia, en forma de respeto y agradecimiento por su protección y porque gracias a ellos existe su poblado y vive su cultura.

Limpia de canales
Durante los meses de agosto, septiembre y octubre, las comunidades atacameñas de la zona inician la temporada de siembra con las «Limpias de Canales». Esta actividad se centra en eliminar obstáculos como maleza, arena y desechos en canales, estanques y vertientes, para garantizar un flujo óptimo de agua y aprovechar este recurso vital. La celebración se extiende durante varios días, destacando los sábados como el momento en que se reciben visitantes forasteros.
La comunidad recibe a los vecinos y visitantes, equipados con palas y botas de agua, los que luego de hacer el ritual de inicio con un Convido a la Tierra, se embarcan en el trabajo de limpieza, mientras que las mujeres asumen la responsabilidad de preparar los almuerzos y atender a los trabajadores y visitantes. El día comienza temprano y las labores son supervisadas por capitanes que son un miembro de la comunidad de mayor edad. Durante el acto y especialmente al almuerzo, no deben faltar las ofrendas y la sagrada hoja de coca. La comida consiste en platos como cordero, carne de llama, conejo, quinua, empanadas, huevos duros, pan amasado, bebidas típicas como aloja y (licor de algarrobo) y vino.
La minga
La Minga es una antigua tradición de trabajo comunitario voluntario que se origina en las culturas andinas. Aunque en el sur de Chile la Minga de Chiloé es ampliamente conocida, en el norte, particularmente en la cuenca del Salar de Atacama y sus alrededores, se lleva a cabo de manera frecuente. Este esfuerzo conjunto está estrechamente relacionado con actividades agrícolas, ganaderas, construcción y otras labores propias de la comunidad Atacameña o Lickanantay.
La Minga puede ser en beneficio de un individuo, una familia o el bien público de la comunidad, como la cosecha, la siembra o la reparación de techos y canales de riego. Vecinos, amigos y familiares son invitados a participar en esta jornada de colaboración comunitaria, y el anfitrión suele proporcionar almuerzo y bebidas. Por lo general, la jornada comienza temprano en la mañana con una ceremonia de agradecimiento a la Tierra, conocida como «convido» o «Pago a la Tierra», en la que se expresan gratitud por la cosecha, la fertilidad de los animales y todos los bienes provenientes de la madre tierra. También se agradece y se pide la bendición de los antepasados para lo que se haga en el lugar.