Biodiversidad
La biodiversidad de un lugar nos habla de la amplia variedad de seres vivos que este acoge y los patrones naturales que la conforman y la variedad de ecosistemas y combinación de múltiples formas de vida que interactúan. Esto se da como respuesta a millones de años de evolución de procesos naturales y también por la influencia creciente de las actividades del ser humano.
San Pedro de Atacama y su entorno tiene singulares características naturales, dadas en sus distintas altitudes, suelos ecológicos y actividad de sus habitantes. Aunque este enclave está inmerso en el corazón del desierto de Atacama, una de las regiones más áridas del mundo, alberga una sorprendente variedad de formas de vida adaptadas a las condiciones extremas del entorno, desde microorganismos en suelos salinos hasta animales y plantas de diversos especies y tamaños. Así, encontramos una flora ajustada a la escasez de agua y la alta radiación solar, con variedades de plantas suculentas que han desarrollado mecanismos de almacenamiento de agua y hojas reducidas para minimizar su pérdida. Algunas de las especies más notables son el cactus de copa (Echinopsis atacamensis), el algarrobo (Prosopis tamarugo).
Por su parte, la fauna resiliente en el Desierto de Atacama es un ejemplo impresionante de cómo la vida puede adaptarse y prosperar en uno de los entornos más hostiles de la tierra. A pesar de las condiciones de extrema aridez, altas temperaturas diurnas y bajas temperaturas nocturnas, la vida animal ha desarrollado adaptaciones sorprendentes para sobrevivir en este entorno desértico.
Desde las máximas alturas en la Puna de Atacama o Altiplano, sobre los 4.000 metros de altura, encontramos un piso caracterizado por tener una cubierta de paja brava. Su colorido de amarillo encendido en el paisaje sorprende ante la bella cordillera, así como también la fauna que podemos encontrar pastando en estos lugares como vicuñas y guanacos. Con algo de suerte podemos encontrar al Suri que es un ñandú andino de gran tamaño. Los salares del Altiplano también representan una importante fuente de biodiversidad que durante el verano reciben flamencos que vuelan hacia tierras más altas para su época de apareamiento.
Las quebradas intermedias que llevan el curso de aguas provenientes de las altas cumbres de los Andes (de 3.000 a los 4.000 msnm) son verdaderos cañones que conforman un ecosistema único con muchísima biodiversidad en el medio del desierto, concentrándose aquí la gran mayoría de la variedad de flora, plantas que tuvieron una preponderancia fundamental para el pueblo atacameño en el uso ancestral de estas, ya sea con un fin ornamental, religioso, medicinal y para la construcción de sus hogares.
También, en estas quebradas viven muchas especies de aves como el jilguero de la puna, la gallina ciega, el churrete real, tórtolas, halcones andinos y el periquito cordillerano, entre otras. Más difíciles de ver son los felinos que habitan el lugar como el puma, el gato colocolo y a más altura, el gato andino, de gran valor simbólico para la cultura atacameña. En estas quebradas encontramos también la presencia de zorros culpeo, vizcachas, chinchillas y otros mamíferos de menor tamaño.
Más abajo, en la cuenca del salar, podemos encontrar la mitad de las especies de flamenco que existen en el mundo: el flamenco andino, chileno y de james. También al Búho Pequén, que como muy pocos búhos del planeta, tienen hábitos diurnos buscando nidos en los suelos del oasis y alimentándose de pequeños roedores. En la cuenca del Salar encontramos el 25% del litio mundial lo que hoy en día representa una problemática porque para su extracción se utiliza un gran porcentaje del agua que proviene de la cordillera de los Andes, dejando sin suficiente agua a la fauna local para tener un ecosistema saludable. Esto ha generado un gran impacto en la biodiversidad del sector, especialmente en las aves. Así, junto al crecimiento del turismo en la zona, los flamencos han ido dejando este lugar para buscar nuevos sitios de nidificación.